Caquetá entre el agua y el petróleo

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El departamento del Caquetá con 471.541 habitantes, 88.965 kilómetros cuadrados y 27° C de temperatura, es un territorio para explorar y disfrutar. Muchos de sus líderes sociales, operadores  ecoturísticos, organizaciones comunitarias y educadores   ambientalistas,  con los cuales tuvimos contacto, dejó entre muchas,  tres lecciones importantes para el futuro de un planeta que está en riesgo  por la destrucción ambiental.

La primera. La tenacidad de su trabajo para superar la estigmatización. En el imaginario de la gente, este  territorio  lo asocian con problemas de orden público por la presencia de actores del conflicto armado en lo profundo de la selva, lo que lo hace poco atractivo para visitantes y turistas que por temor se pierden una de las experiencias más impactantes, por su exuberante riqueza paisajística, hidrográfica y calidez humana. En nuestro contacto con estas gentes sencillas, trabajadoras y apasionadas por su trabajo, se nota su  optimismo con las negociaciones de La Habana que puede contribuir a derrotar el estigma.

La segunda lección la aprendimos en una visita a la reserva natural y ecoturísticas Las Dalias, en el municipio de La Montañita. Recorrimos la rivera de la quebrada “agua bonita” por un estrecho natural de roca de 2 kilómetros de longitud y más de 20 metros de altura. Por las paredes de la roca brotan al mismo tiempo, agua  pura y petróleo natural no contaminante.  El terreno está sobre una bolsa de petróleo y ricos reservorios de agua dulce. Alfonso Ovalle propietario con su familia de la finca,  nos hizo esta reflexión

“Este lugar es propicio para que la especie humana tome una decisión: preferimos el petróleo y destruimos el agua o preferimos esta última que constituye el origen y la fuente de la vida humana”.

Alfonso sabe la riqueza económica que representa el petróleo, pero está profundamente comprometido por su  sensibilidad ambiental, que el presente y futuro de la humanidad no depende del oro negro sino del agua.

La reserva natural El Horeb, atravesada por el río Sarabando, es otro recorrido que despierta el sentido de lo sagrado y de lo mágico de lo que ha labrado  en miles de millones de años la naturaleza. Guillermo Vargas y sus socios  la cuidan y le descubren cada vez más senderos y secretos que a ellos mismos y a turistas  sorprenden. Una formación de piedra rocosa tomó forma de vientre materno, accidente geográfico que Guillermo sabe ambientar para que los turistas sientan un segundo y renovado nacimiento.

Tercera lección.  El recorrido en el ferry Marco Polo por el río Orteguaza comandado por Rubén  Darío Polo, un hombre amable y generoso que representa la idiosincrasia de estas gentes, fue una experiencia de aprendizaje del significado de estos ríos y parajes para cada ser humano. Rubén Darío es ante todo un educador ambiental, máxime si se tiene en cuenta los estragos que está causando el fenómeno de ‘El Niño’.

Le debemos mucha gratitud a Cristian Edilma Paredes González de la fundación Maguaré (3214473588),   una mujer entregada a la promoción del turismo y a la educación ambiental que estuvo pendiente de nosotros desde la salida de Armenia, durante nuestros recorridos y regreso. Gracias ‘Cris’ por ello.

Si los gobiernos y las élites económicas actuaran igual, es mucho lo que aportarían para salvar este planeta.

William García Rodríguez

Tomado de: Crónica del Quindío, publicado en 19-Enero-2016
Disponible en: http://www.cronicadelquindio.com/noticia-noticia_opinion-op-13371.htm